El 25 de noviembre se celebra el “Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”. Este día sirve para evidenciar y denunciar la violencia ejercida contra las mujeres. Se demanda una solución política y social para que este horror no siga ocurriendo.
Desde Nimai psicoterapia, queremos evidenciar las graves consecuencias en la salud mental que esta lacra genera en un gran número de personas. Como profesionales de la salud mental, nos llama profundamente la atención que sin ser un recurso especializado en violencia de género, vemos diariamente en nuestras consultas sintomatología y sufrimiento relacionado de una forma u otra con la violencia de género.
Las Naciones Unidas define la “violencia contra la mujer” como «todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.
La Organización de las Naciones Unidas, hace casi 30 años, en 1993, con el acuerdo de 60 países, decretaron en una asamblea general la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Desde entonces, establece la ONU que ”la violencia contra la mujer constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer” y “que la violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a una situación de subordinación respecto del hombre”1. Además, la ONU insta a realizar los esfuerzos necesarios para acabar con lo que considera una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo.
Las cifras sobre la incidencia de la violencia contra mujeres y niñas son tan alarmantes como que, según la OMS, un 35% de la población femenina habría sufrido alguna vez en su vida violencia física y o sexual por parte de un hombre (parejas, ex parejas, o sin ninguna relación previa). En España, las cifras recogidas por la macroencuesta de 2019 de violencia de género, revelan que el 50 % de las mujeres mayores de 16 años ha sufrido algún tipo de violencia por el simple hecho de ser mujer. Más de 2 tercios de las que han sufrido algún tipo de violencia física, sexual, emocional o que han sentido miedo con sus parejas expresan tener consecuencias psicológicas (37,5% ansiedad y el 33,9% depresión), pero solo algo más del 25% han buscado algún tipo de ayuda formal2.
Estamos asistiendo a un problema de salud pública cuyas víctimas, son un gran número de mujeres en todo el mundo. Encontramos en éstas mayores niveles de sintomatología física, problemas emocionales y un uso mayor de los servicios sanitarios. En ocasiones, la demanda de motivo de consulta es inespecífica. Se entiende como uno de los principales problemas la infradetección de la violencia de género, ya que en muchas ocasiones mucha la sintomatología no se asocia a la situación de violencia de origen3.
Nos parece muy significativo que en nuestro recurso atendemos diariamente a mujeres con cuadros de ansiedad, depresión, fibromialgias, trastornos del estado de ánimo, trastornos de personalidad, en especial TLP, trastornos de conducta alimentaria, Trastornos bipolar, muchísima angustia generada por culpa, trastorno por estrés postraumático, trastorno por trauma complejo y un largo etcétera derivados directa o indirectamente de violencia de género. En muchos casos, llegan a consulta sin haber realizado una asociación entre el origen (la violencia recibida) y la sintomatología por la que acuden al centro.
Creemos necesario y urgente reflexionar y actuar de manera contundente sobre una estructura social que de forma sistemática y sistémica permite, normaliza y silencia relaciones desiguales y abuso de poder, llegando, en los casos más extremos, esta desigualdad a derivar en violencia contra mujeres y niñas.
Reconocer esta realidad nos da más poder para cambiar y para exigir que la erradicación de la violencia contra las mujeres sea una prioridad gubernamental. Que se dote de leyes, y de políticas de sensibilización, formación y concienciación social a todos los niveles para trabajar en pro de la prevención y detección de la violencia y en la protección a las víctimas. Si como sociedad no somos capaces de hacer esto, estamos abocados a seguir repitiendo los mismos patrones. Reconocer nuestros defectos no nos hace peores como sociedad, solo nos da más poder para entendernos y poder cambiar ciertos patrones muy destructivos.
1https://es.wikipedia.org/wiki/Violencia_contra_la_mujer
2https://violenciagenero.igualdad.gob.es/violenciaEnCifras/macroencuesta2015/pdf/Principales_Resultados_Macroencuesta2019.pdf
3https://revistas.um.es/eglobal/article/view/eglobal.13.1.181941/157351
Adam Ahmad Jimeno. Psicólogo Sanitario. Terapeuta Gestalt.
Experto en terapia familiar y EMDR.