Ir a terapia, un reto para crecer como persona

En el presente artículo se pretende identificar y profundizar en los beneficios que experimenta una persona cuando realiza un proceso psicoterapéutico. 

Comenzaremos por la definición de “Salud”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1948) “la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino que debe darse un bienestar biológico, psicológico y social”.

La terapia individual aporta a la persona salud, tanto a nivel psicológico, como físico y social, ya que la evidencia científica ha demostrado que una influye en las otras. 

Cuando una persona toma la decisión de iniciar un proceso de terapia comienza su sanación, ya que está siendo consciente de sus dificultades, miedos, inseguridades o cualquier sintomatología que le está reportando malestar en algún ámbito de su vida.

Es importante aclarar que una persona que acude a terapia no es una persona débil, que está “loca” o incapaz de gobernar su vida. Estas son estigmatizaciones sociales de décadas pasadas, basadas en el desconocimiento y miedo a todo lo relacionado con la salud mental. Las personas que toman la decisión de ir a terapia son personas que quieren afrontar sus problemas o dificultades presentes para lograr su bienestar vital. El mero hecho de ir a terapia conlleva un acto de valentía, desde el punto de vista de no conformarse con lo que genera insatisfacción en su vida y querer transformarlo hacia su felicidad.

Beneficios de un proceso de terapia

Como hemos mencionado anteriormente, los beneficios comienzan en el mismo momento que la persona toma la decisión de buscar acompañamiento de un/a profesional de la psicoterapia. Esta decisión lleva implícita la motivación de cambiar o modificar las situaciones que le están generando malestar en su vida. Cuando la terapia se inicia, la persona se encuentra con un espacio confidencial, seguro y de confianza para hablar de lo que necesita.  Además, lo puede hacer en un ambiente de respeto, sin juicos y con total libertad, ya que él o la psicoterapeuta está acompañando el proceso para que la persona pueda tomar conciencia de las causas del problema que está viviendo, sobre pensamientos y/o conductas que están favoreciendo su mantenimiento en el tiempo. De esta forma, la persona tiene la oportunidad de tomar decisiones más saludables para ella,  desarrollando sus habilidades, recursos y potencial personal, responsabilizándose de lo que realmente quiere para su vida.

Desde el ámbito de la Psicología y la Psicoterapia, la terapia individual está dirigida a afrontar situaciones relacionadas con la salud mental, como son: ansiedad, estrés, depresión, miedo, fobias, problemas sexuales, adicciones a sustancias, juegos o redes sociales, crisis emocionales, duelo, problemas de pareja, autoestima, inseguridad, insomnio, desarrollo personal, relaciones interpersonales, dependencia y problemas personales.

Podemos establecer que los grandes beneficios que adquiere una persona que realiza un proceso de terapia individual se producen a tres niveles: emocional, conductual y cognitivo.

A nivel emocional:

La terapia ayuda a la persona a identificar y contactar con sus sentimientos y emociones. De esta forma, la persona puede expresar como se siente realmente con diversas situaciones de su vida, pudiendo reconocer y aceptar emociones como la tristeza, el miedo, la rabia, la ira, el amor, entre otras.

Las personas tenemos una lucha interna entre los que pensamos y lo que sentimos, entre lo que debemos hacer y los que hacemos. Esta lucha interna conlleva un juicio interno hacia nuestras decisiones y nuestra forma de comportarnos. El resultado de esta lucha nos dirige a no confiar en nosotros/as mismos/as, en dudar de nuestras capacidades como personas y de nuestras decisiones, de la forma en que percibimos la vida. Todo ello, nos lleva en ocasiones a sentirnos menos y/o querernos menos. En este sentido, la terapia favorece que la persona identifique  su juicio interno, de dónde proviene y si realmente es algo suyo, o sin embargo, es algo adquirido de otras personas, como pueden ser los introyectos que generalmente adquirimos las personas en la infancia, en el ámbito familiar y social. La terapia facilita a la persona a identificar y desarrollar de qué forma quiere estar en el mundo, mejorando su confianza personal y de esta forma, su autoestima.

A nivel conductual:

La terapia ofrece a la persona  la toma de conciencia de su conducta y comportamientos en su vida. Como son sus relaciones interpersonales, cómo se relaciona con la pareja, la familia, en el trabajo y con sus amistades. En muchas ocasiones, las personas somos conscientes de que queremos cambiar ciertas áreas de nuestras vidas, y al mismo tiempo repetimos conductas que nos generan malestar, en ocasiones sin encontrar un sentido de por qué hacemos lo que hacemos. La terapia nos ofrece un espacio para identificar los patrones de conducta, favorece el reconocimiento de lo qué está ocurriendo para que la persona esté manteniendo estos comportamientos. Esta toma de conciencia que consigue la persona en su terapia le da la oportunidad de elegir conductas y comportamientos más genuinos, es decir, ser una persona más auténtica y honesta consigo misma.

A nivel de pensamiento:

La terapia individual, a nivel cognitivo ofrece a la persona la oportunidad de identificar, de darse cuenta de sus creencias limitantes. Mediante el proceso terapéutico la persona encontrará nuevas formas de pensar y de ver la realidad que anteriormente no podía reconocer. Las personas hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestro proceso evolutivo, es decir,  desde la infancia, creencias, normas y significados de todo lo que nos rodea y hemos experimentado. De alguna forma, todo lo aprendido y adquirido nos ha servido para llegar a nuestro momento presente, sin embargo, muchos de estos aprendizajes nos están limitando en la actualidad. La terapia facilita la toma de conciencia de las creencias que ya no nos sirven y que nos limitan en nuestro desarrollo personal.

La práctica de la terapia Gestalt favorece la integración de la emoción, la conducta y el pensamiento de la persona. Basándose y enfocando los siguientes conceptos:

  • El “aquí y ahora” y dando importancia a lo que está sucediendo en el momento presente de la persona.
  • Aceptación. Promueve que la persona acepte su propia experiencia vital, a través del “darse cuenta” de todo lo que siente, piensa, niega, evita y acontece en su vida.
  • Responsabilidad. El trabajo terapéutico con la persona consiste en que ésta se responsabilice de lo que siente,  piensa y hace en su vida, ya que desde este lugar son posibles los cambios que la persona necesite realizar. Cuando la persona toma conciencia de sus emociones y conductas puede responsabilizarse de ellas, y dirigir su vida hacia lo que realmente quiere.

Las personas que acuden a terapia pueden obtener estabilidad es su vida, transformar sus creencias limitantes, sentirse aceptados y no juzgados, mejorar las relaciones con los demás y consigo misma, desarrollar su autoconocimiento, mejorar su autoestima, reconocer sus fortalezas y aquello que no le gusta de sí misma, desarrollar sus recursos para afrontar la vida.

Por todo ello, si estás pensando en iniciar terapia individual, ya sabes todo lo que podrás adquirir para sentirte mejor contigo/a mismo/a,  y con tu vida. Si tienes dudas o miedo de iniciar un proceso de terapia, es muy legítimo. Desde Nimai Psicoterapia te preguntamos ¿Qué tienes que perder?

Bibliografía:

  • Bados López, A. (2008). La intervención psicológica: características y modelos.
  • Vivaldi, F., & Barra, E. (2012). Bienestar psicológico, apoyo social percibido y percepción de salud en adultos mayores. 
  • Mañas, I. (2007). Nuevas terapias psicológicas: La tercera ola de terapias de conducta o terapias de tercera generación. 

Javier González Úbeda.

Psicólogo, Trabajador Social y Terapeuta Gestalt.

En Nimai Psicoterapia.